J
en mi casa donde vivía con unos amigos
había una cabeza de mujer
y nosotros la ocultábamos

todo apuntaba a que el asesino
era una persona influyente de la ciudad
e hijo de un poderoso
con una personalidad inestable

no sabía

o bueno

sospechaba de los cabos que había dejado sueltos
todo demostraba que podía reconocer su culpabilidad

era una persona peligrosa
mi reacción ante ella fue displicente
y temerosa

le dije:

en mi casa está la cabeza
ambos sabemos lo que sucedió
dejemos así
usted tiene muchas cosas que curar
en la cárcel no lo va a hacer
relájese, yo me encargo de eso
pero no me vuelva a hablar en la vida



silencio (hace silencio)



le pregunto: ¿cómo recibe lo que le digo?

¿que qué pienso?
¿usted sabe por qué hice eso?
¿usted sabe lo que yo sufro?
todo depende como reciba mi sufrimiento
también estoy amputado
usted lo sabe


era una situación difícil
estaba intentando tomar una decisión cómoda
la batalla entre la cabeza y él era clara
y el silencio cómplice
recrudecía las cosas


pasó algo


dejaron de existir los símbolos normales
la policía como árbitro dejó de existir
me enfrenté a él con determinación
le mostré lo que había hecho
y que teníamos que remediarlo


fue muy difícil


encontramos el cuerpo y lo unimos con la cabeza


él dejó de sentir tanto dolor.

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